Crónica 1ª: Llegada

Hola amigos míos. Siento no haber dado señales de vida antes, pero no tengo internet, cosa que por un lado hecho me falta constantemente, pero que por otro, me anima soberanamente. Así, en mi tiempo libre (freizeit), busco a gente, hago amigos, o leo algo. (En realidad ya tengo internet, pero quería quedar de “pro”)

Hoy es mi segundo día en MÜnster. Pero comenzaré a narraros brevemente el viaje y el primer día, 48 horas despierto… delirio continuo, pero con ilusión.
El avión era bonito. Uno de esos con alas y cola. Sin embargo, tenía un fallo: Ryanair. El dueño de esta empresa es un friki, y se nota. Para empezar no había pasillo para entrar desde el aeropuerto directamente al avión, sino que subimos en plan Casablanca, por las escalerillas. No sé si es normal, tan sólo es el tercer viaje que hago volando, pero me pareció cutrísimo. Estoy escribiendo en “Microsoft Word”, y acaba de subrayarse la palabra “cutrísimo”; ¿no se escribe así? En fin

Como el vuelo llegó antes de lo previsto, nos pusieron musiquilla de trompeta al aterrizar. Todo el avión (la parte ibérica) hizo palmas. Yo también. Durante el trayecto grabé muchos fragmentos para hacer “21 días en un avión”. Sin embargo, suenan fatal, así que no sé qué haré.

Llegamos a Weeze, una base militar, y allí nos cogemos una furgoneta la cual racialmente parecía la ONU de la Europa del Este, montamos nuestros bártulos (íbamos tres personas, y teníamos 6 maletas y 3 mochilas), y nos fuimos directos a Duisburg. En el coche me hice amigo de un hombre de 56 años que tenía esposa agraciada en Sevilla y un hijo, el cual sabía más del caso Malaya que yo inevitablemente pensé en la Pantoja: recuerdos : tristeza). Y al fin llegamos al diabólico Duisburg… Tan sólo nombraré a lo que nos tuvimos que enfrentar desde las 1 hasta las 4 de la mañana en la estación de tren de allí (salimos vivos gracias a un negro, como en las películas americanas):


Peligros de la estación de Duisburg para tres personas con 9 bártulos:

-Borracho con 4 cervezas, porque aquí es normal que un alemán beba una cerveza por la calle, así que eso no sería un borracho.
-Hombre que nos seguía, y se sentaba a nuestro lado con la mirada en nuestros ojos
-Hombrecillo raro que también nos seguía, de mayor edad.
-Dos hiper-borrachos que se reían de todo Dios, y que dijero algo así como “fÜnf und fÜnfzig Hundert oder fünf unf fÜnf Hundert?”
-4 Skin-heads en la puerta de nuestro ascensor
-8 personas borrachas cantando bloqueándonos hacia los taxis

PERO SOBREVIVIMOS, Y NUNCA MÁS IREMOS A DUISBURG!!

Después viajamos en tren hasta MÜnster. En la estación las tiendas abren a las cinco de la mañana, y todo el mundo empieza a aparecer enchaquetado, así que estuvimos acompañados, pues hasta las 8 no teníamos llave para la residencia. Me compré el diario de Anna Frank, que aunque esté escrito en neerlandés, creo que me acerco más a la traducción si la leo en alemán. Aún no sé el final del libro (chiste negro). Un Polizei nos dijo que qué hacíamos allí. Nosotros le dijimos que éramos españoles, y se fueron. Nos aprecian mucho. (una mierda)

Lo más lógico después del viaje, hubiera sido que durmiéramos. Ellos lo hicieron, yo no. En la cama, había una plataforma extraña que la echabas por encima y se hacía un sofá. Pues bien, eso me inquietaba. Me imaginaba que dormía y se me caía encima, cuan “que le corten la cabeza”. La gente de aquí se ríe de mí, y no me comprenden. Creen que soy la primera persona que compró en su primer día un destornillador. Yo también lo creo.

Entonces comenzó el segundo día. No dormí, pues la maniobra de asegurar la cama con un destornillador fue posterior, así que con el frío, y durmiendo en el suelo, dormí dos horas. Tuve ganas de volverme, vomité, sangré, me di golpes con la pared, me tragué una regla, me rompí las piernas de la desesperación, me arranqué el cabello, y decidí acabar con el sufrimiento entonando un precioso “Mein FÜhrer”. Pero al despertar todo eso pasó rápido.

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