Crónica 4ª: Mendigar acústico


Me veo hirviendo piedras. No es exagerar. Una de mis amigas alemanas, Liza, la cual me ayudó al principio a adaptarme aquí, ha leído mi última crónica, y dice que sí que hay agua sin gas. Aún así, me veo hirviendo piedras.

Pero no todo puede ser perfecto, pues casi que lo está siendo, ya que mi hipocondría va disminuyendo. Es fácil saber por qué:

a)David tiene una llaga
b)David no se imagina diciendo “llaga” en alemán
c)David toma aguasal, y se cura
d)David rechaza a Bayer

Poco a poco estoy olvidando mis visitas rutinarias por puro placer al médico. Pronto seré normal, y no creeré tener un melanoma cuando me mancho la mano con el boli, ni me leeré los prospectos (papiros saludables) de arriba abajo (traducción tediosa).

Esta semana ha sido la semana postulante. Guitarra en mano, voz preparada, armónica bien sujeta y huevo de arroz entre palmas. Canté durante dos tardes y una mañana en la calle principal. Me fascinó el momento. 

Lógicamente comencé alicaído, pues no sabía la reacción del público transeúnte, y uno siempre se prepara para lo peor. Sin embargo, la calidez me inundó, y le estoy eternamente agradecido al joven que cambió un billete en una tienda para aplaudir mediante monedas; a los dos músicos que me propusieron tocar con ellos; al grupo universitario que me regaló una rosa; a la familia que dejó las bolsas a un lado y comenzó a bailar en círculo, rodeando una flor, al son de mi música…a todos menos a ella; a todos menos a ella…a la señora de avanzada edad.

Dicha señora no hizo otra cosa sino darme una moneda de dos euros justo antes de comenzar a cantar. Os lo explico mejor. David llega a una esquina. David se prepara. David coge la púa. Señora de avanzada edad vuelca una moneda sobre la funda de David. ¿Tengo cara de pobreza? Ya lo decía la amiga de mi hermana: soy la estampa del hambre, sí, sí, esa que dan en las puertas de las iglesias.

La misma noche de la moneda robé una barbie alemana, en un pub donde había una zona de recreo para niños. La barbie alemana es casi igual, pero tiene un rubio mucho más germánico, y las manos más grandes. Prometo subir fotos.




Estoy feliz. Puedo sobrevivir en la calle, que no vivir. No tengo valor para hacerlo, para dejar todo y marchar. Aún soy feliz así.

De todas formas, si viajara por el mundo aprendería lo básico de aquel idioma en el que me tuviera que defender. Odio el inglés fuera de Inglaterra (lo siento Sally). No quiero ser el alemán que llega a Mallorca con afán de pronunciar perfectamente “la isla bonita”, “la camisa negra”, “paella” y “siesta”. Vale que nuestra vida se rija con esos conceptos, pero creo que podemos vivir sin la isla bonita de Madonna, e incluso sin la canción de Juanes.

A veces también pienso que con 4 idiomas en mi cabeza es suficiente (más dos lenguas muertas y una variante del español muy bonita: el andaluz). Temo despertar hablando todos los idiomas a la vez. Sería algo así como hablar esperanto con una magdalena en la boca.

Enfin gente, tengo que irme. Esta noche hay fiesta en una residencia. No me apetece demasiado, pero soy Erasmus, y tengo un horario a respetar. Conoceré a 40 personas, les diré a todas lo mismo, y volveré meándome. (No sé por qué meo aquí tanto, si apenas encuentro agua potable).

Por cierto, si alguien se anima a visitarme pronto, que traiga consigo un ejemplar de “La Náusea” de sarte. Creo que será una lectura perfecta para realizarla junto al estante del Lidl del agua con gas.

Gute Nacht!!

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