Crónica 10: El perrete alemán es más pulcro que Vileda


Con el réquiem de Bach, Kommt I, a 35 de volumen y sin auriculares. Viendo a través de la ventana como la brisa pellizca las hojas apoyadas levemente en el suelo, acumuladas en forma de mazorcas herbáceas, comienzo mi décima crítica, la cual considero la más cargada de “crítica” en sí en comparación con las restantes.Quedan avisados todos aquellos germanos-lectores que el contenido de este blog se realiza desde el más profundo cariño. 

(Erasmus Münster 10)

Comenzaré por relatar la cultura del helado en Germania. Comen helado a todas horas, y a "todos tiempos". “No sólo en verano se alimenta la yegua de flores, pues también en otoño se envuelve en color”. ¿Cómo pueden hacer cola para tomarse un cono de tres bolas con -1 grado? Hay más heladerías que tiendas de chuches (aún no vi ninguna dedicada exclusivamente a la golosina = la rama odontológica pronto entrará en quiebra). 

Cada vez que voy al centro comercial recuerdo el tema del helado. No puedo comprenderlo. No puedo. Esta tarde estuve largo tiempo dándole vueltas al tema, mientras atravesaba el Saturn (centro comercial por excelencia), cuando decidí entrar a la librería de tres plantas, y allí fue donde vi lo siguiente que me llamó la atención. Un perro (más bien perraco) dentro de la tienda, sobre la alfombra. 

 (Halloween 10)

Sí, no está prohibida la entrada de perros en los establecimientos, al menos no tajantemente. En España te tropiezas y caes encima de un chucho callejero. Aquí pocos he visto, y los que vi a su dueño iban amarrados. Deben ser como las moscas, se mueren con el frío. (Ni que decir tiene que jamás os debéis imaginar a un alemán con un perrete de estos del colmillo fuera… aquí la moda es el pastor homólogo).

(Casa típica de Münster)

Salí de la tienda, malhumorado, pues no entendí el 60 por ciento de los títulos de los kinderbücher (libros para niños), y crucé la calle. Casi me zarandean. El paso de peatones no se respeta. Desde que llegué, no vi un coche pararse antes de poner un pie en la calzada. ¿cómo no podían respetar las normas de tráfico? Tan grande fue mi duda, que incluso pregunté a más de un alemán que me explicara el funcionamiento del paso de cebra. 

Todo es igual que en España. Pero aquí no se paran. 

Y tampoco está uno para disminuir su cartilla, pues la policía pone multas por doquier, constantemente. Te buscan, te intuyen, y te sajan: 20 euros por cruzar sin un paso de peatones; 20 euros por cruzar en rojo; 30 por no llevar las luces de la bicicleta; 10 por ir en sentido contrario; 475 euros por tener en casa el libro de "Mein Kampf" o el último disco de "Andy y Lucas"...

 (Calle principal de Münster)

Los alemanes entienden de orden, pero no de gracia. No tienen gracia, salero, vidilla, luz… Son muy educados, formales, pero tienen muy consciente no quebrar jamás esa barrera que separa lo correcto y educado de aquello que resulta espontáneo. Para aquellos lingüistas que me sigan: si la vida fuera un libro de Alarcos, el alemán sería pura gramática, mientras que el español completa pragmática. 

Hay ciertas cosas que envidio en ellos, pero ese respeto hacia el orden más que fervor me produce pavor. Entre las cosas que admiro en ellos es el que realicen dos carreras universitarias, compaginadas, y que sepan más de un idioma hablar perfectamente…también me alegra que no conozcan a Malú, y que tengan noción de quién era Gorbachov, de su Perestroika, y del color de su mancha. También es de envidiar que sus cejas y pestañas nazcan rubias. 

Por cierto, aunque el sueño ya me acaricia, quiero dejar claro mi profunda indignación hacia la visión que se tiene del periódico ABC en Alemania; vale que sean algo carcas, de ultra-derecha, dominantes del palabro que daña al ser social, cuidadores de estatuas de dictadores, arcaicos como su fundador, retrógrados, fascistas, xenófobos y homófobos... pero que digan que son amigos de Franco... ¿no es demasiado? No lo sé... tendré que repasar sus editoriales.

Enfin, señores, decidan ustedes entre un saludo alemán cordial “buenos días compañero español, ¿cómo estás?” y un diferente español “¿qué pasa mi arrmah?”
 
Gute Nacht

David

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