Pequeña nota aclarativa antes de comenzar:
Esta es la penúltima crónica de este pequeño blog que creé en Alemania. A la 20 va la vencida, y con ella vendrá la que será mi última transcripción escrita de lo que fuera, hablando ya en un futuro casi actual, mi última impresión a compartir con vosotros desde Germania.
Esta es la penúltima crónica de este pequeño blog que creé en Alemania. A la 20 va la vencida, y con ella vendrá la que será mi última transcripción escrita de lo que fuera, hablando ya en un futuro casi actual, mi última impresión a compartir con vosotros desde Germania.
Cuando era pequeño era propenso a asustarme de la lluvia, de las tormentas ubetenses, conocidas todas ellas worldwide por ser patrimonio de la humanidad. Sin embargo, David pequeño (oséase yo a mis 8, aún sin pelo, con pilila y ya con entradas) agarraba fuertemente un pequeño santo de trapo que en el taquillón del pasillo de mi casa (también Patrimonio por la Unesco) había descansado desde casi que fue cosido. A este santito le llamaba “San Martín de Porres”, en honor a las tortas Sevillanas que toman su nombre como marca. Sin embargo, el santo estaba lejos de ser San Martín, más que nada porque era negro.
Entonces, cuando alcanzaba el agotamiento por mi pavor hacia lo atmosférico, siempre llegaba a un pensamiento que me tranquilizaba (creo que Melendi también llegó a él, pero él siempre tuvo pelo y pilila, y eso nos diferencia): “después de la tormenta siempre llega la calma”.
Con todo esto quiero decir, que nunca olvidé que tenía un blog empezado, cuyo final habría de enhebrarse tarde o temprano, pues aunque sean pocas las personas que lo leen, personas son, con sus distintivos gustos sexuales y diferencias físicas.
He pasado por una tormenta, más bien por un aguacero, por un Katrina de la acera de enfrente; pero todo volvió a su normalidad, y hoy, aquí, en 21 días, me atrevo a contarlo.
Inferno
Sí, llegué al inframundo, al séptimo sello tan bien descrito por Bergman, aunque allí el único bufón era mi inocencia. Hará unos tres meses aprox. Me enamoré. Quedé rendido ante la belleza inigualable de un ser blanquecino, ojos grisáceos, habla teutona y piel de una caricia casi obligatoria. Caí tan rendido ante tal prodigio, que la gente murmuraba en tono de desprecio a mi alrededor reglas de tres del tipo:
“David es a amor, como Ramón G. es a su capa”
Siempre te avisan. Déjate de amor. Es un error llegar a esto en una beca de 10 meses de duración. La distancia es innegable, e incombinable. Sin embargo, de todo hay que sacar algo en positivo, y esque, sin esta aventura de tres meses, y sin los 9 intentos de enamoramiento anteriores (y los tres posteriores), para con gente germana de idioma natal, no habría conseguido ni en cientos de cursos el alemán que sigo modelando.
Yo caí en la tentación, y sucumbí ante el intento de no forjar algo de lo que uno difícilmente se pudiera después desprender. Ya éramos una sola persona. Entonces llegó abril, el mes de abril, y con él recibí una llave de su casa por parte de su familia. Ya era oficial, era alemán. Me hicieron alemán, al entrar en su círculo de sangre rubia. Comía con ellos, dormía con ellos, e incluso me reía con ellos frente al televisor. Vamos, la familia feliz que vota al pp (véase Angela Merkel).
Pues bien, aquello duró poco, y en mayo cayó la tempestad, la cual resumiré en 5 fases:
a) Mi sala de premios recibe, por segunda vez en mi vida, otra condecoración formada de cuernos y desamores (vamos, que me los ponen doblaos)
b) Paso dos noches ingresado en urgencias porque mi cuerpo, a partir de las 11 de la noche, se vuelve rojo y me pica.
c) Vivo durante una semana en 4 camas diferentes, porque según Pupe y Google, quizás mi cuerpo estaba rojo porque en mi cuarto hubiera chinches. Tiro todos los muebles, abrigos, ropa de invierno y demás objetos que creía podían tener las chinches
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d) Noche ingresado en urgencias por temor a tener la infección de las verduras, y con ello casi una semana con dieta de aguachirri (véase sopa y arroz).
e) Insomnio, amanece a las 4 de la mañana, y entre los pájaros y la luz que se cuela por las no-persianas de mi cuarto, no hay quien duerma.
e) Insomnio, amanece a las 4 de la mañana, y entre los pájaros y la luz que se cuela por las no-persianas de mi cuarto, no hay quien duerma.
Todo ello, unido a la humillación de las risas del alergólogo al decirme una semana después, que la idea de las chinches era del todo imposible, significó en mi vida pasar de 63 kilos de gimnasio a 57 de penuria.
Pulgatorio
De este no puedo hablar, puesto que lo cerró el Papa hará unos años. (Para incrédulos, infórmense googleando).
Cielo
Y pasó mayo, el mes más largo, el mes de las flores, el mes de María, y en el que se estrenó la Jesulina en 1998 como modelo. Y llegó Junio, su primera semana, su mitad, hasta la actualidad.
Ya recuperé mis kilos, y con ello, me sentí otra vez con fuerzas para escribir sin pensar que en el teclado de mi ordenador pudiera haber escondida una chinche. He de añadir, que si algún día padecen de esos bichillos, por favor, no le pidan información al respecto a mi hermana, pues en aquel momento, llegó incluso a decirme que dejara un límite de 32,5 metros de distancia a partir de que anocheciera respecto a mi habitación…
Y ahora me paseo por el cielo, por una Alemania de verano que desde que es verano se ha vestido de unas nubes espesas, cargadas de lluvia, viento, frío, y desesperanza por no poder broncearnos, tras haber invertido parte de la Erasmus en Babaria.
Ahora os dejo, que quedé para ir al cine a ver “El árbol de la vida”. Sinceramente, espero ver otro árbol…
Posdata: Me compré un ukelele, un tambor de truenos, una kalimba, un xilófono, la serie entera de los soprano, hice una nueva maqueta, me corté el pelo, os llamé una noche desde una cabina alemana para saludaros, aunque pocos de vosotros me cogisteis el teléfono; hice un par de conciertos, en unos días doy otro; vi una foto de Belén Esteban en la puerta de un cuarto de baño de un alemán, y causé una gran confusión y risa en una clase al representar un trabajo, y esto último lo explico como cierre a continuación.
“Anécdota de mi exposición en clase”…
Érase una vez un estudiante de Úbeda, quien en una clase tuvo que hacer una exposición sobre cámaras, y en la que dijo lo siguiente:
-Es gibt auch Kammera für kindern mit Hallo Kittie bzw. Bob Schwanz Kopf...
Lo cual causó multitud de risas, puesto que en lugar de escribir „Bob Schwamm Kopf“, que significa Bob Esponja, escribió “Bob Schwanz Kopf”, que significa Bob Cabeza de Polla… Con lo cual la traducción entera de la frase quedó así, y todo por confundir Schwamm con Schwanz…
-Hay cámaras para niños con Hello Kittie o con Bob cabeza de polla…
¿en qué estaría pensando? Buenas tardes
David